jueves, 12 de abril de 2012

ARQUITECTURA - CIUDAD - ARQUITECTOS



Siguiendo con la conclusión a la que llegué en el post anterior ("La arquitectura es parte de la sociedad"), dejo este artículo del blog La Ciudad Viva que ayuda a entender mejor la relación entre la ciudad, la arquitectura y los arquitectos.
"Los arquitectos tenemos que bajar la guardia, olvidarnos de nuestro “selecto” lenguaje, buscar vías de verdadera participación ciudadana y aprovechar las nuevas tecnologías para acercar la arquitectura a  la sociedad y la sociedad a la arquitectura."

ARQUITECTURA, ARQUITECTOS Y CIUDAD

por Stepienybarno — Viernes, 22 de abril de 2011
Nos parece interesante plantear cómo es la relación entre la arquitectura, los arquitectos, la ciudad y la propia sociedad a la que servimos. Así que, con vuestro permiso, vamos a intentar analizar unas cuantas claves que quizás nos den pautas para mejorar esta relación.
Un plan urbanístico debiera ser el mejor garante para que asegurar el buen funcionamiento de una ciudad. Estos planes han de estar firmados por un arquitecto, aunque cierto es que pueden ir (y debieran ir) acompañados por equipos multidisciplinares, donde se inserten sociólogos, ingenieros, ecólogos o paisajistas.
Pero esta “exclusividad” ha hecho las delicias de muchas oficinas de urbanismo especialistas en poner cuadritos uno al lado de otro. Como suele mencionar José María Ezquiaga, “muchas de ellas se han convertido en meros repartidores de edificabilidad”.
Si esta realidad la trasladamos a los propios edificios, la problemática se agrava todavía más. La gran mayoría de los que forman el núcleo de nuestras ciudades requieren, nuevamente, la firma de un arquitecto. Así que, pararnos a entender qué es lo que hemos estado haciendo en estos años de “bonanza” no parece una mala idea. Por lo tanto, la pregunta que se viene haciendo sobre si la arquitectura interesa (o no) a la sociedad, nos parece del todo relevante. Para responderla, los arquitectos no podemos echar balones fuera, pensar que somos unos incomprendidos (nos encanta sentirnos victimas del sistema) y que es la gente la que no se preocupa de lo que  realmente debiera.
Imagen del barrio de Sanchinarro
Nuestras ciudades a partir del efecto “Guggenheim” han querido posicionarse en el mapa a golpe de talonario. Por ello, más de un alcalde se ha aferrado a su poltrona, acompañado de la estrella arquitectónica de turno. Les ha encantado  el despliegue mediático que ello genera, gastarse todo el dinero del mundo y tener su propio hito particular (asegurando de esta forma infinidad de votos).
Desde este tipo de intervenciones, se ha transmitido a la sociedad una imagen de la arquitectura frívola y distante, más propia de programas de salsa rosa que de algo  serio y respetuoso. Así, mucha gente  identifica a los arquitectos como unos tipos endiosados (con la cartera bien llena) y que no pegan ni golpe.
Por todo ello, entendemos que además de perder una gran oportunidad para trazar puentes entre arquitectura y sociedad, lo que ha sucedido es que nos hemos  distanciado aún más.
Ciudad de las ciencias
Por otro lado, dentro de la arquitectura “pública” nos encontramos con otro grupo de edificios que, aun siendo buenos ejemplos de arquitectura de nuestro tiempo, manejan un lenguaje demasiado extraño. Aquí no hay un problema de calidad arquitectónica, sino de no haber sabido aclarar el nuevo código que se estaba utilizando. A este respecto el arquitecto Francisco Cifuentes, comentaba hace un tiempo, en el foro de Arquia, que  “estamos con la mirada cerrada, sin conexión con la sociedad. No se trata de renunciar a construir, pero si queremos hablar de cambio, salgamos a la calle”.
De hecho, muchas arquitecturas han tratado de imponer  cómo se han de utilizar los edificios, en vez de haberse parado a  entender las verdaderas necesidadesde quien los usará y “adaptarse a la manera de vivir de la gente, tratando de servirla, de mejorarla”, como ya remarcaba hace ya unos años José Antonio Coderch, “el arquitecto no debe ensañar a nadie cómo debe de vivir”.
A partir de aquí, la idea que puede tener la sociedad de los arquitectos es de lo más variada, pero, no sin parte de razón, por un gran porcentaje de la misma se les identificará como la mano ejecutora de la alianza político-inmobiliaria. En este punto, poco se puede decir, salvo admitir que la “ciudad trumanizada” de la que hemos venido hablando en los últimos post para la CIUDAD VIVA, en general, ha crecido postrada al sector inmobiliario, y los arquitectos han sido un actor  más de esta triste función.
Pero no todos los arquitectos han ido dejando su huella de manera tan poco afortunada. Muchos otros han construido de manera digna y han trabajado apostando por una arquitectura silenciosa, seria y honrada. Numerosas viviendas de particulares han sido diseñadas con buen criterio y se ha producido una buena comunicación entre usuarios y proyectistas. El único problema que vemos es que estas arquitecturas no han tenido la difusión que se merecían. Por ello, su influencia ha quedado limitada y por tanto, no se han convertido en el  referente que hubiera sido deseable a la hora de estrechar lazos entre arquitectura y sociedad.
Ver la manera en que estas propuestas puedan pasar a un primer plano es una buena tarea pendiente.
Aun así, no perdemos la esperanza  y estamos convencidos que  en los últimos años ya  están apareciendo interesantes iniciativas que fomentan esta comunicación. Muchos arquitectos han dado vacaciones a su potente ego para poner los pies en la tierra e intentar ser más cercanos al resto de la ciudadanía. Otros muchos navegan en los límites de la propia arquitectura resultando sus propuestas mucho más cercanas, atractivas y entendibles.
De todo ello y mucho más, nos gustaría seguir hablando de ello en artículos venideros. Creemos que para tener ciudades amables, sanas, vivas y sostenibles,los arquitectos tenemos que bajar la guardia, olvidarnos de nuestro “selecto” lenguaje, buscar vías de verdadera participación ciudadana y aprovechar las nuevas tecnologías para acercar la arquitectura a  la sociedad y la sociedad a la arquitectura.
Mucho por pensar, mucho por debatir, mucho por hacer.

domingo, 8 de abril de 2012

¿Cómo derrumbar una parte de la ciudad sin derrumbar una parte de la sociedad?

¿Cómo tirar abajo una parte de la ciudad para construir una nueva? ¿según los intereses de quién? ¿y qué pasa con la identidad de los que viven ahí? ¿se sentirán seguros en esa "nueva ciudad"? ¿o tal vez completamente ajenos? Debe producir, sin dudas, desarraigo, una sensación de "estar perdidos" en nuestra propia ciudad, en nuestro lugar, nuestro barrio.
La gente se ata afectivamente al lugar donde vive, por lo general, porque es ahí donde pasa gran parte de su tiempo. Además aporta a su medio, modificando su casa, su vereda.
Derrumbar todo eso, el progreso de una ciudad, causará feas sensaciones.
La arquitectura es parte de la sociedad.

lunes, 2 de abril de 2012

Mi barrio

"Hacer un video sobre nuestro barrio que dure un minuto". Consigna que dio resultados muy diferentes: algunos se enfocaron en la arquitectura del barrio, otros en el arte, también en lugares que tenían un significado afectivo para ellos, algunos en espacios públicos y de reunión, algunos en lugares privados y finalmente, algunos que abarcaron muchos de estos aspectos juntos. Entonces, entendemos que para cada uno de nosotros "el barrio" tiene distintos significados (para algunos sólo es el lugar donde viven, otros lo sienten como su lugar de pertenencia o aquel espacio donde consiguen tranquilidad) y a veces la rutina no nos deja ver cuántos otros significados y elementos, que siempre están allí pero nunca vemos, nos estamos olvidando.
Por mi parte, descubrí cosas que nunca había visto aunque pasara cerca de ellas todos los días. Además, comprendí que un barrio está compuesto por muchos aspectos y que si faltara alguno de ellos, dejaría de ser lo que considero "mi barrio".

viernes, 23 de marzo de 2012

Arte en la calle

"Entendida como una de las expresiones de arte urbano más populares y características de la actualidad, el graffiti no es más que un dibujo o una obra de arte pictórica realizadas en las paredes y muros de la calle. Así, el graffiti no se mueve o muestra dentro de círculos intelectuales o privados de arte sino que se caracteriza por ser expuesto de manera pública para que todos lo vean y disfruten día a día. El graffiti es por lo general anónimo y puede tener diferentes objetivos en lo que respecta a la razón de su realización: mientras algunos son meramente artísticos, otros son formulaciones políticas, otros de protesta y muchos otros son simples mensajes sin mayores significancias"